VOLVÍ A LA
ESCUELA. ESTO ERA LO CORRECTO, LA FORMA MÁS DISCRETA DE COMPORTARME.
Al final del día, casi todos los demás estudiantes habían regresado a clases. Sólo Tyler y Bella y otros pocos, quienes probablemente usaron la excusa del accidente para faltar a clases, permanecieron ausentes.
No debería ser tan difícil para mí
hacer lo correcto. Pero, toda la tarde, estuve cerrando fuertemente mis dientes
con la urgencia que me tenía anhelando faltar, también, con el propósito de ir
a buscar a la chica.
Como un acosador. Un obsesionado
acosador. Un obsesionado vampiro acosador.
El día de escuela de hoy fue, de
alguna forma, imposible, incluso más aburrido de lo que fue la semana pasada.
Como estar en coma. Era como si el color se hubiera desvanecido de los
ladrillos, los árboles, el cielo, los rostros a mi alrededor... Observé las grietas
en las paredes.
Había otra cosa correcta que debía
estar haciendo...y no lo hacía. Por supuesto, era también algo erróneo. Todo
dependía desde el punto de vista en que se le mirase.
Desde la perspectiva de un Cullen, no
solo un vampiro, si no que un Cullen, alguien que pertenecía a una
familia, un estado tan raro en nuestro mundo, lo correcto de hacer hubiera sido
algo así:
—Estoy
sorprendido de verte en clases, Edward. Escuché que estuviste involucrado en
ese horrible accidente esta mañana”
—Sí,
lo estuve, Sr. Banner, pero yo fui el que tuvo suerte—, una sonrisa amistosa—. No me lastimé para nada... Desearía decir lo
mismo sobre Tyler y Bella.
—¿Cómo
se encuentran ellos?
—Creo
que Tyler está bien...sólo algunas heridas superficiales a causa de los vidrios
rotos. Pero no estoy seguro sobre Bella—, una
expresión preocupada—. Ella podría
tener una contusión. Escuché que estuvo bastante incoherente por un rato, incluso
viendo cosas que no eran. Sé que los doctores estaban muy preocupados...”
Así es como debió haber sucedido.
Eso era lo que le debía a mi familia.
—Estoy sorprendido de verte en clases, Edward.
Escuché que estuviste involucrado en ese horrible accidente esta mañana.
—No me lastimé —ninguna sonrisa.
El Sr. Banner cambió su peso de un
pie al otro, incómodo.
—¿Tienes alguna idea de cómo se encuentran Tyler
Crowley y Bella Swan? Escuché que se habían herido...
Me encogí de hombros.
—No podría saberlo.
El Sr. Banner se aclaró la garganta.
—Eh, claro... —dijo, mi fría mirada hizo sonar su
voz un poco tensa.
Caminó rápidamente hacia el frente
de la clase y comenzó su lectura.
Lo que hice estuvo muy mal. A no ser
que se le mirase desde un obscuro punto de vista.
Es que parecía tan... “poco caballeroso”
calumniar a la chica a sus espaldas, especialmente cuando ella me estaba
probando ser de más confianza de lo que jamás podría soñar. Ella no había dicho
nada para traicionarme, aún teniendo muy buenas razones para hacerlo.
¿La traicionaría aún cuando ella no
había hecho nada más que guardar mi secreto?
Tuve una muy parecida conversación
con la Sra. Goff, sólo que en español, en vez de inglés, y Emmett me dirigió
una larga mirada.
Espero que tengas una muy buena
explicación para lo que ocurrió el día de hoy.
Rose está que
arde.
Puse los ojos en blanco sin mirarlo.
En realidad tenía una perfecta
explicación. Sólo suponer que yo no hubiera hecho algo para detener la
furgoneta y aplastara a la chica... Me retracté de ese pensamiento. Pero si
ella sí hubiera sido golpeada, si la furgoneta la hubiera destrozado
haciéndola sangrar, el rojo fluido derramándose, desperdiciándose en el
pavimento, la esencia de su sangre fresca revoloteando a través del aire...
Me estremecí de nuevo, pero no sólo
por el horror. Parte de mí se estremeció por el deseo. No, no hubiera podido
permitir verla sangrar exponiéndonos a todos en una forma mucho más descarada y
chocante.
Era una excusa perfecta... pero no
la iba a usar. Estaba demasiado avergonzado.
Y no había pensando en ello hasta
después de los hechos, pasara lo que pasara.
Ten cuidado con Jasper, soltó Emmett, inocente
de mi ensueño. No está tan enojado... pero el es más decidido.
Vi a lo que se refería, y por un
momento la habitación dio vueltas a mi alrededor. Mi rabia me consumía tanto
que una neblina roja nubló mi vista. Pensé que me iba a ahogar con ella.
¡CIELOS, EDWARD! ¡CONTRÓLATE! Emmett me gritó
dentro de su cabeza. Su mano cayó en mi hombro, manteniéndome en mi asiento
antes de que pudiera saltar de él. Él raramente usaba toda su fuerza, era
raramente una necesidad, ya que él era mucho más fuerte que cualquier vampiro
al que cualquiera de nosotros se hubiera enfrentado, pero la usó ahora. Apretó
mi brazo, más que mantenerme sentado. Si hubiera empujando, la silla hubiera
colapsado debajo de mí.
¡TRANQUILO! Me ordenó.
Traté de calmarme, pero era difícil.
La rabia quemaba en mi cabeza.
Jasper no hará nada hasta que todos
hablemos. Sólo pensé que debías saber la dirección en la que está inclinado.
Me concentré en relajarme y sentí
que la mano de Emmett aflojaba.
Trata de no montar tanto espectáculo.
Ya estás en bastantes problemas.
Respiré profundamente y Emmett me
soltó.
Busqué alrededor de la sala
rutinariamente, pero nuestra confrontación había sido tan corta y silenciosa
que solo unas pocas personas sentadas detrás de Emmett lo habían notado. Ninguno
de ellos sabía qué hacer al respecto, así que sólo se encogieron de hombros y
lo dejaron así. Los Cullens eran raros, todos sabían eso.
Demonios, chico, eres un desastre, agregó Emmett,
con un tono más simpático.
—Déjame en paz¹ —murmuré casi en un susurró, y
escuché su risa baja.
Emmett no guardaba resentimientos y
yo posiblemente debería estar más agradecido por su facilidad para comprender a
los demás. Pero podía ver que las intenciones de Jasper tenían sentido para él,
también estaba considerando cuál sería la mejor forma de actuar.
1. Bite me en inglés que significa “muérdeme”.
La rabia hervía a fuego lento,
apenas bajo control. Sí, Emmett era más fuerte que yo, pero aún no me vencía en
una competencia de pulso. El se quejó de que yo hice trampa, pero escuchar
pensamientos era parte de quién yo era como su inmensa fuerza era parte de él. Éramos
igualmente poderosos en una pelea.
¿Una pelea? ¿En eso iba a terminar
todo esto? ¿Iba a pelear contra mi familia por una humana que apenas
conocía?
Pensé en eso por un momento, en lo
frágil que se sentía el cuerpo de la chica en mis brazos en yuxtaposición con
Jasper, Rose y Emmett, con una súper fuerza y velocidad, unas máquinas asesinas
por naturaleza...
Sí, pelearía por ella. Contra mi
familia. Me estremecí.
Pero no era justo dejarla indefensa
cuando había sido yo el que la puso en peligro.
No podía ganar sólo, de todas
formas, no contra ellos tres, y me pregunté quiénes serían mis aliados.
Carlisle, ciertamente. El no
pelearía con nadie, pero estaría totalmente en contra de los deseos de Rose y
Jasper. Eso podría ser todo lo que necesitase.
Esme, lo dudo. Ella tampoco estaría
en mi contra, y odiaría estar en desacuerdo con Carlisle, pero ella
apostaría por cualquier plan que mantuviera a su familia intacta. Su primera
prioridad no sería hacer lo correcto, sería yo. Si Carlisle era el alma de
nuestra familia, entonces Esme era el corazón. Él nos dio un líder digno de seguir;
ella transformó eso en un acto de amor. Todos nos amábamos mutuamente, incluso
bajo la furia que sentía hacia Jasper y Rose en estos momentos, incluso
planeando pelear con ellos para salvar a la chica, sabía que los amaba.
Alice... no tenía idea.
Probablemente dependería en qué viera venir. Imaginé que ella se aliaría con el
ganador.
Así que, tendría que hacer esto sin
ayuda. No era una amenaza para ellos estando solo, pero no iba a dejar que la
chica saliera lastimada por mi culpa. Eso podría significar un plan evasivo.
Mi rabia se amortiguó un poco, con
repentino humor negro. Me imagino cómo reaccionaría ella si yo la raptara. Por
supuesto, siempre adivinaba erróneamente sus reacciones, pero ¿qué otra
reacción podría tener aparte de terror?
No estaba seguro de cómo manejar
eso, raptarla. No podría soportar estar cerca de ella por mucho tiempo. Quizá
debería llevarla con su madre. Incluso eso
estaba cargado de peligro. Para ella.
Y también para mí, me di cuenta de
pronto. Si la matara a causa de un accidente... no sabría exactamente cuánto
dolor me causaría este hecho, pero sabía que sería multifacético e intenso.
El tiempo pasó muy rápido mientras
reflexionaba sobre todas las complicaciones que se me venían encima: la
discusión esperándome en casa, el conflicto con mi familia, las distancias que
podría verme obligado a recorrer.
Bueno, ya no me podía quejar que la
vida fuera de esta escuela era monótona. La chica había cambiado eso.
Emmett y yo caminamos
silenciosamente al auto cuando sonó la campana. Él estaba preocupado por mí, y
preocupado por Rosalie. Él sabía de qué lado se pondría en caso de una pelea, y
eso lo molestaba.
Los demás nos esperaban en el auto,
también silenciosos. Éramos un grupo muy tranquilo. Sólo podía oír los gritos.
¡Idiota! ¡Lunático! ¡Imbécil!
¡Tarado! ¡Egoísta, irresponsable estúpido! Rosalie mantuvo una constante
orquesta de insultos al tope de sus pulmones mentales. Se hizo difícil escuchar
a los demás, pero la ignoré lo mejor que pude.
Emmett tenía razón sobre Jasper. Él
estaba seguro de su decisión.
Alice estaba contrariada,
preocupándose por Jasper, hojeando a través de imágenes del futuro. No importaba
en qué dirección Jasper fuese por la chica, Alice siempre me veía ahí,
bloqueándolo. Interesante... ni Rosalie ni Emmett estaban con él en las
visiones. Así que Jasper planeaba atacar solo. Eso facilitaría las cosas.
Jasper era el mejor, ciertamente el
más experimentado combatiente entre nosotros. Mi única ventaja era que yo podía
escuchar sus movimientos antes de que él los realizara.
Nunca había peleado más que forma de
juego con Emmett o Jasper, sólo corriendo de aquí para allá. Me sentí enfermo
al pensar en realmente en herir a Jasper.
No, eso no. Sólo bloquearlo. Eso era
todo.
Me concentré en Alice, memorizando
las diferentes formas de ataque de Jasper.
Mientras hacía esto, sus visiones
cambiaban, moviéndose más y más lejos de la casa de los Swan. Lo estaba
bloqueando antes de lo pensado...
¡Ya para, Edward! Dijo de súbito. No puede suceder de esta forma. No lo permitiré.
No le respondí, sólo continué
mirando.
Ella comenzó a buscar más lejos, en
el neblinoso, inseguro reino de las distantes posibilidades. Todo era sombrío y
vago.
Durante todo el camino a casa, el
cargado silencio no aflojó. Estacioné en el gran garaje de la casa, el Mercedes
de Carlisle ya estaba en casa, junto al gran Jeep de Emmett, el M3 de Rosalie y
mi Vanquish. Me alegró que Carlisle ya estuviese en casa, este silencio
terminaría explosivamente y quería que él estuviera allí cuando ocurriera.
Nos fuimos directo al comedor.
Obviamente, el lugar, nunca se
ocupaba para su previsto propósito. Pero estaba amoblado con una mesa larga,
ovalada y de color caoba rodeada de sillas, éramos escrupulosos sobre tener
toda la utilería en su lugar. En un grupo de tantas personalidades dispares y
fuertes en ocasiones era necesario discutir las cosas en calma, en actitud
tranquila, sentados.
Tuve el presentimiento de que estar
sentados no ayudaría demasiado hoy.
Carlisle se sentó en su puesto usual
en la parte alta este de la sala. Esme estaba a su lado con sus manos tomadas
por encima de la mesa.
Los profundos y dorados ojos de Esme
estaban enfocados en mi, llenos de preocupación.
Quédate. Fue su único
pensamiento. No tenía idea de lo que estaba a punto de comenzar; simplemente
estaba preocupada por mí.
Deseaba poder sonreírle a la mujer
que verdaderamente era una madre para mi, pero no tenía consuelo para ella en
estos momentos.
Me senté al otro lado de Carlisle.
Carlisle tenía un mejor
presentimiento de lo que iba a ocurrir. Sus labios estaban presionados
suavemente y su frente estaba arrugada. La expresión lo hacía ver más viejo
para su joven rostro.
Cuando todos se sentaron, podía ver
la líneas dibujadas.
Rosalie se sentó frente a Carlisle
en el otro lado de la mesa. Me miró fijamente en todo momento.
Emmett se sentó a su lado, con su
rostro y sus pensamientos irónicos.
Jasper vaciló y luego se fue a parar
contra la pared detrás de Rosalie. Él estaba decidido, sin importar el
resultado de esta discusión. Mis dientes se cerraron.
Alice fue la última en entrar y sus
ojos estaban enfocados en algo lejano, el futuro, aún muy imperceptible para
que ella hiciera uso de él. Pareciendo que sin pensarlo siquiera, se sentó al
lado de Esme. Se frotó la frente como si tuviera jaqueca. Jasper se movió
intranquilo considerando acercarse y acompañar a Alice, pero se mantuvo en su
lugar.
Respiré profundo. Yo había empezado
esto, yo debía hablar primero.
—Lo siento—, dije, mirando primero a Rose, después a
Jasper y a Emmett—.
No era mi intención ponerlos en peligro. Fui desconsiderado y asumiré
toda la responsabilidad por mi acto precipitado.
Rosalie me miró ceñuda.
—¿A qué te refieres con, “asumiré toda la responsabilidad”?
¿Lo vas a arreglar todo?
—No de la forma en que tú piensas—, dije,
tratando de mantener mi voz tranquila—. Estaba planeando irme antes de que todo esto pasara.
Me iré ahora—… Si estoy seguro de que la chica estará a salvo. Demandé en mi cabeza. Si creo que ninguno
de ustedes la tocará—. La situación se resolverá sola.
—No— Esme murmuró—. No, Edward.
Acaricié su mano.
—Es sólo por unos años.
—Bueno, Esme tiene razón—, dijo Emmett—. No puedes
ir a ninguna parte justo ahora. Eso haría lo opuesto a ayudar. Tenemos
que saber lo que la gente está pensando, ahora más que nunca.
—Alice notará cualquier peligro —discrepé.
Carlisle movió su cabeza.
—Creo que Emmett tiene razón, Edward. La chica
estará más dispuesta a hablar si tú desapareces. O nos vamos todos, o no se va
nadie.
—Ella no dirá nada —insistí rápidamente. Rose estaba
al borde de la explosión, y yo pretendía zanjar esto primero.
—Tú no sabes lo que piensa —me recordó
Carlisle.
—Estoy seguro. Alice, ayúdame un poco.
Alice me miró cansinamente.
—No puedo ver lo que ocurrirá si seguimos
ignorando esto —miró
a Rose y a Jasper.
No, ella no podía ver ese futuro, no
cuando Rosalie y Jasper estaban tan decididos a ignorar el incidente.
La palma de Rosalie golpeó la mesa
con una fuerte explosión.
—No le podemos dar una oportunidad a la humana a
que diga algo. Carlisle, tú debes ver eso. Incluso si todos
desapareciéramos, es peligroso dejar historias detrás de nosotros. Vivimos muy
diferentes al resto de nuestra clase. Tú sabes que existen quienes amarán tener
una excusa para apuntarnos con el dedo. ¡Debemos ser más cuidadosos que
cualquiera!
—Ya hemos dejado rumores detrás de nosotros
antes —le
recordé.
—Sólo rumores y sospechas, Edward. ¡No testigos
y evidencias!
—¡Evidencias! —me burlé.
Pero Jasper asentía con la cabeza,
con una mirada muy dura.
—Rose... —comenzó Carlisle.
—Déjame terminar, Carlisle. No tiene que ser una
gran producción. La chica se golpeó la cabeza hoy. Puede que de pronto ese
golpe resulte ser más serio de lo que aparenta—, Rosalie se encogió—. Todos los
mortales se van a dormir con la probabilidad de no volver a despertar. Los
demás esperarán que seamos capaces de arreglar nuestros asuntos. Técnicamente,
ese sería el trabajo de Edward, pero esto obviamente lo supera. Tú sabes que yo
me puedo controlar. No dejaría ninguna evidencia.
—Sí, Rosalie, todos sabemos lo asesina
competente que eres —le gruñí.
Ella me gruñó de vuelta, momentáneamente
sin palabras, si solamente hubiese durado.
—Edward, por favor—, dijo Carlisle. Luego se volvió
hacia Rosalie—.
Rosalie, me hice de la vista gorda en Rochester porque sentí que
merecías justicia. Los hombres que asesinaste se equivocaron monstruosamente
contigo. Esta no es la misma situación.
La chica Swan es
inocente.
—No es algo personal, Carlisle—, Rosalie
dijo entre dientes—. Es para protegernos a todos.
Hubo un breve momento de silencio
mientras Carlisle pensaba su respuesta. Cuando asintió, los ojos de Rosalie se
iluminaron. Ella debió haberlo sabido. Incluso si yo no fuera capaz de leer sus
pensamientos, hubiera podido anticipar sus próximas palabras. Carlisle nunca
iba a comprometer la seguridad de alguien.
—Sé que tus intenciones son buenas, Rosalie,
pero... me gustaría mucho que nuestra familia realmente valiera la pena
proteger. El ocasional... accidente o lapso en rigor es una parte deplorable de
quiénes somos—,
era muy común en él incluirse en el plural, aunque él nunca había sufrido
un lapso—. El
asesinar a una inocente niña a sangre fría es algo muy diferente. Creo que el
riesgo que ella representa, aunque diga sus sospechas o no, no es nada
comparado con el riesgo mayor. Si hacemos excepciones para protegernos, nos
arriesgamos a algo mucho más importante. Nos arriesgamos a perder la esencia de
quiénes somos.
Controlé mi expresión muy
cuidadosamente. No ayudaría para nada sonreír. O aplaudir, que es lo que quería
hacer ahora.
Rosalie
frunció el ceño.
—Sólo se trata de ser responsable.
—Es ser insensible—, corrigió Carlisle gentilmente—. Toda vida
es valiosa.
Rosalie suspiró muy fuerte y su
labio inferior sobresalió. Emmett acarició su hombro.
—Estará bien, Rose —la animó en voz baja.
—La pregunta—, continuó Carlisle—. Es si nos deberíamos mudar.
—No—, gimió Rosalie—. Acabamos de acomodarnos. ¡No quiero empezar a
ser estudiante último año en la secundaria de nuevo!
—Podrías mantener tu actual edad, por supuesto —dijo
Carlisle.
—¿Y tener que mudarnos de nuevo tan pronto? —ella
discrepó.
Carlisle se encogió.
—¡Me gusta
aquí! ¡Hay tan poco sol, que casi podemos
tener una vida normal.
—Bueno, ciertamente no tenemos que decidirlo
ahora. Podemos esperar y ver si es realmente necesario. Edward parece muy
seguro del silencio de la chica Swan.
Rosalie resopló.
Pero ya no estaba preocupado por
Rose. Podía ver que ella acataría la decisión de Carlisle, sin importar cuán
enfurecida estaba conmigo. Su conversación se había movido a detalles menos
importantes.
Jasper permaneció inmóvil.
Entendía por qué. Antes de que él y
Alice se conocieran, él vivió en una zona de combate, un implacable teatro de
guerra. Él sabía las consecuencias por burlar las reglas, él había visto las
espantosas secuelas con sus propios ojos.
Decía mucho el que Jasper no hubiera
tratado de calmar a Rosalie con sus facultades extras, ni que tratara de
alentarla. Él se mantenía alejado de esta discusión, sobre ella.
—Jasper —dije.
Él me miró sin ninguna expresión en
su rostro.
—Ella no pagará por mi error. No lo voy a
permitir.
—Entonces, ¿Ella se beneficiará de él? Ella
debió morir hoy, Edward. Yo sólo voy a terminar lo que empezó.
Repetí, enfatizando cada palabra.
—No lo permitiré.
Levantó las cejas. Él no esperaba
esto, no había imaginado que yo actuaría para detenerlo.
Negó con su cabeza una vez.
—No permitiré que Alice viva en el peligro,
incluso uno pequeño. Tú no sientes por nadie lo que yo siento por ella, Edward
y no has pasado por lo que yo he pasado, aunque hayas visto mis recuerdos o no.
Tú no lo entiendes.
—No estoy negando eso, Jasper. Pero te lo digo
ahora, no te voy a permitir que hieras a Isabella Swan.
Nos miramos mutuamente, sin
pestañear, midiendo la oposición. Sentí cómo cateaba el humor a mí alrededor,
probando mi determinación.
—Jazz—, dijo Alice, interrumpiéndonos.
Él me sostuvo la mirada por un
momento más y entonces la miró a ella.
—No te molestes en decirme que te puedes cuidar
sola, Alice. Yo ya sé eso. Eso no cambia...
—Eso no es lo que voy a decir—, interrumpió
Alice—.
Te iba a pedir un favor.
Vi lo qué se proponía en su mente y
mi boca se abrió con un audible jadeo. La miré, en estado de shock, notando
solo vagamente que todos, aparte de Alice y Jasper, estaban mirándome
fijamente.
—Sé que me amas. Gracias. Pero realmente
apreciaría que no trataras de matar a
Bella. Primero que
todo, Edward habla en serio y yo no quiero verlos pelear. Segundo, ella es mi
amiga. Mejor dicho, será mi amiga.
Todo era tan claro como el vidrio en
su cabeza: Alice, sonriendo, con su frío y pálido brazo de los frágiles hombros
alrededor de la cálida chica. Y Bella estaba sonriendo también, con su brazo
alrededor de la cintura de Alice.
La visión era tan sólida como una
roca; lo único incierto era el tiempo.
—Pero...Alice...—, Jasper jadeó. No pude lograr
voltear mi cabeza y mirar su expresión. No me podía alejarme de la imagen en la
cabeza de Alice.
—Algún día la voy a querer, Jazz. Me voy a
enojar mucho contigo si dejas que suceda.
Aún estaba inmerso dentro de los
pensamientos de Alice. Vi cambiar el futuro mientras Jasper aceptaba la
inesperada petición de Alice.
—Ah—, Alice suspiró, su indecisión se había aclarado en
un nuevo futuro—.
¿Ves? Bella no dirá nada. No hay nada de qué preocuparse.
El modo en que decía el nombre de la
chica... como si ya fueran amigas muy cercanas.
—Alice—, dije—. ¿Qué significa...?
—Te dije que un cambio se aproximaba. No lo sé,
Edward— pero
apretó su mandíbula y pude ver que había más. Ella estaba tratando de no pensar
en ello; repentinamente se enfocó en Jasper, él estaba demasiado impactado por
el progreso de su propia decisión.
Ella hacía esto a veces, cuando
trataba de esconderme algo.
—¿Qué, Alice? ¿Qué estás escondiendo?
Escuché la queja de Emmett. Él
siempre se frustraba cuando Alice y yo teníamos este tipo de conversaciones.
Ella movió su cabeza, tratando de
mantenerme fuera de ella.
—¿Es sobre la chica?—, exigí saber—. ¿Es sobre
Bella? -
Ella tenía sus dientes apretados con
la concentración, pero cuando dije el nombre de Bella, aflojó. Su afloje duró
sólo una pequeña porción de un segundo, pero fue suficiente.
—¡NO! —jadeé. Escuché mi silla golpear el suelo y sólo
entonces noté que estaba de pie.
—¡Edward! —Carlisle se había puesto de pie también, su
mano estaba en mi hombro. Apenas notaba su presencia.
—Se está solidificando—, susurró Alice—. Cada minuto
estás más decidido. Existen sólo dos caminos para ella. Es lo uno o lo otro
Edward.
Podía ver lo que ella veía... pero
no lo podía aceptar.
—No—, dije de nuevo; mi negación no tenía volumen. Mis
piernas se sintieron flácidas y tuve que agarrarme a la mesa. La mano de
Carlisle se alejó.
—Eso es muy
molesto—,
se quejó Emmett.
—Debo irme —le susurré a Alice, ignorándolo.
—Edward, ya hemos intentado eso—, dijo Emmett
muy despacio—. Esa
es la mejor manera de alentar a la chica a que diga algo. Además, si te vas, no
sabríamos si ella ha hablado o no. Tienes que quedarte y afrontar esto.
—No veo que vayas a ninguna parte, Edward—, me dijo
Alice—.
Creo que ya no puedes irte—. Piénsalo, agregó silenciosamente. Piensa
en irte.
Vi a lo que se refería. Sí, la idea
de no ver más a la chica era... dolorosa. Ya había sentido eso en el pasillo
del hospital donde le había dando una despedida. Pero irme era ahora era aún
más necesario. No podía sancionar ningún futuro al que aparentemente yo iba a condenarla.
No estoy totalmente
segura de Jasper, Edward, Alice continuó. Si tú te vas, si él piensa que
ella es un peligro para nosotros...
—No escucho eso— La contradije, todavía medio
inconsciente de nuestra audiencia. Jasper estaba dudoso. Él nunca haría algo
que hiriera a Alice.
No es el momento
oportuno. ¿Arriesgarás su vida, dejándola indefensa?
—¿Por qué me estás haciendo esto? —gruñí. Mi
cabeza se cayó entre mis manos.
Yo no era el protector de Bella. No
podía serlo. ¿Acaso el futuro dividido de Alice no era suficiente prueba de
eso?
Yo también la amo.
O lo haré. No en la misma forma, pero la quiero alrededor para cuando eso
ocurra.
—¿Amarla... también? —susurré, incrédulo.
Ella suspiró. Estás
tan ciego, Edward. ¿Acaso no ves a dónde te lleva saliendo mañana por la mañana.
Ve lo que yo veo...
Agité mi cabeza, horrorizado.
—No—, traté de apagar las visiones que ella me revelaba—. No tengo
que seguir ese camino. Me iré. Cambiaré el futuro.
—Puedes
intentarlo —me
dijo, con su voz escéptica.
—Oh, ¡Vamos! —gritó Emmett.
—Pon atención—, Le dijo Rose a Emmett—. ¡Alice ve a
Edward enamorándose de una humana! ¡Clásico de Edward!—. Ella hizo
un sonido de asco.
A duras penas la oí.
—¿Qué?—, dijo Emmett, sorprendido.
Luego su atronante risa hizo eco en
la habitación—:
¿Eso es lo que está sucediendo?—, Se rió de nuevo—. Golpe duro, Edward.
Sentí su mano en mi hombro y la
sacudí automáticamente. No le podía poner atención.
—¿Enamorado de una humana?—, Repitó Esme
en su aturdida voz—. ¿De la chica que salvó hoy? ¿Enamorado de ella?
—¿Qué es lo que ves, Alice? Exactamente —preguntó
Jasper.
Ella se volteó hacia él; yo continué
mirando aturdido al perfil de su rostro.
—Todo depende si él es lo suficientemente fuerte
o no. O la mata él mismo—, se volteó para encontrarse con mí mirada de nuevo,
deslumbrada—. Lo
cual, realmente me irritaría mucho, Edward, sin mencionar lo que te
causaría a ti—. Miró a Jasper de nuevo—. O ella será una de nosotros algún día.
Alguien jadeó; no miré para ver
quién.
—¡Eso no va a ocurrir! —, estaba gritando de nuevo—. ¡Ninguna de
las dos opciones!
Alice no pareció oírme.
—Todo depende—, repitió—. Puede que él sea muy
fuerte para no matarla, pero estará muy cerca. Le tomará una impresionante
fuerza de autocontrol—. Dijo reflexivamente—. Incluso, más del que ha tenido Carlisle. De
lo único que no es lo suficientemente fuerte es de estar lejos de ella. Eso es
una causa perdida.
No podía encontrar mi voz. Nadie
parecía poder hacerlo tampoco. La habitación estaba en absoluta quietud.
Yo miraba a Alice y todos me miraban
a mí. Podía ver mi propia expresión horrorizada desde cinco diferentes puntos
de vista.
Después de un largo momento,
Carlisle suspiró.
—Bueno, esto... complica las cosas.
—Ya te digo —, aceptó Emmett. Su voz aún estaba cercana a la
risa. Confiaba en que Emmett encontraría una broma en la destrucción de mi
vida.
—Supongo que los planes son los mismos—, dijo
Carlisle pensativamente—. Nos quedaremos y observaremos. Obviamente, nadie...
herirá a la chica.
Me endurecí.
—No—, dijo Jasper tranquilamente—. Puedo acceder a eso. Si Alice
ve sólo dos caminos...
—¡No!—, Mi voz no era un grito o un gruñido o un
llanto de desesperación, pero alguna combinación de los tres—. ¡No!
Tenía que irme, para alejarme del
ruido de sus pensamientos, el egoísmo de
Rosalie, el
humor de Emmett, la paciencia infinita de Carlisle...
Peor: la confianza de Alice. La
confianza de Jasper en la confianza de Alice.
Y lo peor de todo: La... alegría de
Esme.
Salí de la habitación. Esme me tomó
el brazo pero yo seguí de largo, no reconocí el gesto.
Estaba corriendo antes de que
estuviera fuera de la casa. Traspasé el río de un salto y corrí por el bosque.
La lluvia volvió, cayendo tan fuerte que ya estaba mojado en un par de segundos.
Me gustaba la delgada capa de agua, creaba una pared entre el resto del mundo y
yo. Me encerraba, me dejaba estar solo.
Corrí hacia el este, por y entre las
montañas sin detenerme, hasta que pude ver las luces de Seattle en el otro lado
del sonido. Me detuve antes de tocar los bordes de la civilización humana.
Encerrado por la lluvia, solo,
finalmente pude mirar lo que había hecho, a la forma en que había mutilado el
futuro.
Primero, la visión de Alice y la chica
con sus brazos alrededor de cada una, caminando juntas en el busque cercan a la
escuela. La confianza y la amistad eran tan obvias que gritaba fuera de las
imágenes. Los ojos achocolatados de Bella no estaban desconcertados en esta
visión, pero aún lleno de secretos, en este momento, parecía ser secretos
felices. Ella no se alejó del frío abrazo de Alice.
¿Qué significaba? ¿Cuánto sabía
ella? En ese momento, aún de mortalidad, del futuro, ¿qué pensaba ella de mí?
Y, la otra imagen, casi igual pero
llena de horror. Alice y Bella en el porche frente a mi casa, sus brazos aún
alrededor de la otra en signo de confianza y amistad. Pero ahora no había
ninguna diferencia entre esos brazos, ambos eran pálidos, suaves y duros como
el mármol, como acero. Los ojos de Bella ya no eran de color chocolate. Estas
iris eran de un chocante, vívido color carmesí. Los secretos en ellos eran
insondables, ¿aceptación o desolación? Era imposible decirlo. Su rostro era
frío e inmortal.
Me estremecí. No podía suprimir las
preguntas, similares, pero diferentes: ¿Qué significaba… cómo había sucedido
esto? ¿Y qué pensaba ella de mí ahora?
Podía responder la última. Si la forzaba
a pertenecer a esta media-vida por mi debilidad y mi egoísmo, seguramente me
iba a odiar.
Pero había otra horrorosa imagen
más, peor que cualquier imagen que haya visto en mi cabeza.
Mis propios ojos, de un profundo
color carmesí por la sangre humana, los ojos de un monstruo. El cuerpo roto de
Bella en mis brazos, de un blanco ceniza, vacío y sin vida. Era tan concreto,
tan claro.
No podría soportar ver eso. No
podría soportarlo. Traté de desterrar la imagen de mi mente, traté de ver algo
más, cualquier cosa. Traté de ver de nuevo la expresión en su rostro vivo que
me había estado obstruyendo la vista por el último capítulo de mi existencia.
No sirvió de nada.
La cruda visión de Alice llenó mi
cabeza, y me retorcí en mi interior con la agonía que causaba. Mientras tanto,
el monstruo en mí se desbordaba en regocijo, jubilante con su éxito. Me asqueó.
Esto no podía suceder. Tenía que
haber alguna forma de evitar el futuro. No dejaría que las visiones de Alice me
dirigieran. Podía elegir un camino diferente. Siempre había una opción.
Tenía que haberla.
<3
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